sábado, 22 de octubre de 2016

Un día en las carreras





La mirada del atleta en la salida
tallada en el ojo de cristal
del hombre con la pistola.
Polvo para el ejercicio
entre las pezuñas de la estampida
justo en el ecuador de la manada.
El parpadeo del buitre enfermo
que sabe lo que le espera.
La sonrisa de la presa congelándose
en una gran nevera industrial.
El ronroneo de un viejo motor al ralenti
en una carretera apenas transitada,
de algún lugar cercano a la costa.
Harpo Marx comiendote la oreja
cuando sale del lavabo,
con un postizo bigote blanco
mientras Groucho fuma fuera.
La chica del segundo anfiteatro
su vestido a rayas, su culo, su alma
aquella tarde de Julio
Un caballo escapando del incendio,
las maderas crepitando en el establo,
iluminando la noche.
Cuatrocientos kilos de espantada
serán más que suficientes
para la barbacoa
-dirá el carnicero entre risas-
Pero el atleta no se desconcentra
ya habrá tiempo para eso.
Apoya el pie sobre el taco.
Cruza los dedos sobre la pista.
Besa su medalla y reza
para que los dioses del Olimpo
sigan por siempre borrachos,
en sus adosados con parcela.
Y al juez tuerto no le dé
por levantar de nuevo
la bandera

domingo, 2 de octubre de 2016

Páramo y Luz







Diría que he visto una luz sobre el páramo
reflejada en sus colmillos arenosos
Me gustaría creer que son luces remotas
por donde se deslizan inmensas lenguas
quizás luces de contrabandistas
helándose tras la loma
rascando las últimas hebras
a tientas en el zurrón
buscando la picadura,
pero lo mas probable es que sean
los destellos de un gran foco
encañonado hacia el cielo
de algún club de carretera
de la N-623 (léase seisdostres)

Diría que he visto una luz sobre el páramo
una luz rebobinada hasta aquel amanecer
donde mi padre y yo viajamos
rumbo al hospital militar de Burgos
a intentar librarme de la mili
con la bolsa del polvo de la aspiradora
y un paquete de Ducados
para convocar al asma
En un Renault 5 rojo
atravesamos la meseta
cuando se cruza
en la carretera
¿una liebre?
- es lo que dice mi padre-
un golpe seco en los bajos
por el retrovisor la veo
girar sobre un eje invisible
como un derviche peludo
después corre hacia al arcén
desaparece entre el brezo
y yo quiero imaginar
que sobrevivirá al impacto
Comentamos excitados la jugada
pero pronto lo dejamos
y volvemos a caer en el letargo
de la total amplitud
que ahora mismo nos rodea

Diría que he visto una luz sobre el páramo
un destello de alacranes
que van a batirse en duelo
una luz deslizándose en la charca
y sobre los grandes circos de piedra
siluetas recortadas de caballos
-papiroflexias salvajes-
observando sus dominios

Diría que he visto una luz sobre el páramo
no sería el primero en afirmarlo
las mujeres que miraban siempre al cielo
hacían hasta aquí peregrinajes
acompañadas de una pequeña comitiva
-decían-
no ser allí molestadas
emitían cuando oraban
un murmullo siseante
tratando de interpretar las nubes
encontrar el mínimo indicio
que provocase la catarsis
clavaban en el suelo urnas de madera
donde los fieles contribuían
en función de sus posibles
por las noches ardían hogueras
que perduraban hasta el amanecer
sufrían desprendimientos
de retina y desmayos
que achacaban obviamente
a los designios divinos
pasados los días
cuando cambiaba el viento
el séquito levantaba el campamento
dirigiéndose hacia el sur
en busca un nuevo pedazo de cielo
donde posar la mirada

Paramo y luz
así es como bautizamos
a los dos perros de caza
que siempre merodeaban
hambrientos
por el área de servicio

Diría que he visto una luz sobre el páramo
el latido compartido
el derrape
la fricción
invitando al estruendo
la venganza de la liebre
la efigie de chatarra
en la que se ha convertido
la BMW R 80 del agente
después la restauración
del silencio
tras la muerte

Diría que he visto una luz sobre el páramo
una luz de posición
peinando la carretera
el ronroneo mecánico
de un gran armatoste naranja
apartando lentamente
la pelambre del camino
el niño manoseando
el caparazón del insecto
la extensión de su oquedad
repleta de ondulaciones
el agradable tacto
gastado de sus celdas
donde ejércitos de ojos le multiplican
después, la carcasa es arrojada
por el diminuto hueco de la ventanilla
vuela sin control por un momento
para caer de espaldas
recuperar la tierra seca
y no hacerse añicos

Diría que he visto una luz sobre el páramo,
la sangre del cobertizo
donde se refugió la nieve
para más tarde apagarse
como un deshidratado
y sucio fruto gris

-Diría que he visto una luz sobre el páramo.
-casi podría jurarlo-
lo decía Chritopher Lee
asomado a una ventana
de una mansión victoriana
cuando divisaba el páramo
lo escuché en una película
una de esas de la Hammer
que son de terror amable
Christopher miraba hacía el páramo
al lado de él otro hombre
los ojos grandes , negros
un poco vidriosos
fijados probablemente
en algún cámara aburrido
de aquella inexistente superficie
 
Cuando al fin desaparecen del plano
no quedan más 
que un par de toses lejanas
una ventana vacía
y cables enrollados por el suelo